Hebreos 5:12-13
«Porque debiendo ser ya maestros, después de tanto tiempo, tenéis necesidad de que se os vuelva a enseñar cuáles son los primeros rudimentos de las palabras de Dios; y habéis llegado a ser tales que tenéis necesidad de leche, y no de alimento sólido. Y todo aquel que participa de la leche es inexperto en la palabra de justicia, porque es niño.»
Reflexión bíblica de hoy:
Dios quiere verte madurar
Hay una verdad que muchos evaden, pero que tarde o temprano llega con fuerza a nuestro corazón:
No podemos quedarnos en el mismo lugar para siempre.
El llamado de Dios no es a la comodidad espiritual, sino al crecimiento.
Hay etapas en nuestra vida cristiana que deben ser superadas, momentos en los que ya no basta con escuchar, sino que debemos enseñar; en los que ya no es suficiente recibir, sino dar; ya no vivir como niños, sino caminar como hombres y mujeres maduros en la fe.
El autor de Hebreos lanza un llamado directo y urgente. No con condenación, sino con motivación.
Después de tanto tiempo, dice, deberían ser maestros. Pero aún tienen necesidad de lo más básico.
Es una confrontación al alma. ¿Cuánto tiempo llevamos escuchando Palabra, y aún seguimos tropezando con lo mismo?
¿Cuántos mensajes hemos recibido, y seguimos esperando que alguien más nos resuelva el conflicto interno o el desánimo?
Dios no nos llama a estancarnos. Su deseo es que avancemos. Que pasemos de la leche al alimento sólido.
Que seamos capaces de discernir, de resistir, de enseñar, de vivir con madurez espiritual.
Porque no podemos enfrentar los desafíos del mundo con una fe infantil. Hay batallas que no se ganan con emociones, sino con convicciones firmes.
Hay decisiones que no se toman desde el impulso, sino desde la sabiduría que da el alimento sólido de la Palabra.
365 Oraciones para Bendecir los Alimentos
Este pasaje no es una crítica, es una invitación. Una oportunidad para mirar dentro de nosotros y evaluar: ¿Estoy creciendo?
¿Sigo dependiendo de otros para mantener mi fe encendida?
¿O he aprendido a caminar por mí mismo, con firmeza, en lo que creo?
Porque ser niño es normal… por un tiempo. Pero cuando el tiempo pasa, se espera madurez.
Así como un padre se alegra al ver a su hijo dar sus primeros pasos, también Dios se alegra cuando nos ve avanzar, madurar, dejar la queja y asumir la responsabilidad del llamado que hemos recibido.
Tú no naciste de nuevo para vivir de lo mínimo. Fuiste llamado a ser luz, guía, influencia, mentor, ejemplo.
Y eso requiere dejar el biberón espiritual. Implica abrir la Biblia por ti mismo, buscar a Dios en lo íntimo, servir incluso cuando no sientas ganas, orar con autoridad, resistir con firmeza y amar con decisión.
Hoy es el día para dar un paso más. Para soltar lo que te ata a la inmadurez. No necesitas saberlo todo para comenzar.
Solo necesitas el deseo sincero de crecer, y Dios se encargará de nutrirte.
Pero Él no te forzará. El crecimiento es una decisión personal, y solo cuando dices “ya no quiero más leche”, comienzas a saborear la verdadera profundidad del llamado de Dios para tu vida.
No fuiste llamado a quedarte como un niño en la fe. Es tiempo de crecer, de avanzar, y de alimentar tu alma con la verdad que transforma.
¡Hay mucho más y Dios quiere revelartelo!
¡Dios te bendiga!
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