Génesis 17:7
«Y estableceré mi pacto entre mí y ti, y tu descendencia después de ti en sus generaciones, por pacto perpetuo, para ser tu Dios, y el de tu descendencia después de ti.»
Reflexión bíblica de hoy:
¡Tú estás incluido en su plan y en su pacto!
La vida está llena de promesas rotas: palabras que se dicen y no se cumplen, compromisos que se desvanecen con el tiempo, acuerdos que terminan siendo solo ilusiones.
Pero hay una promesa que permanece firme, intacta y eterna: el pacto que Dios hizo con Abraham.
Ese pacto no fue solo para él, sino también para su descendencia… y eso te incluye a ti.
Cuando Dios hizo este pacto, no lo basó en la perfección de Abraham ni en sus méritos.
Lo hizo por amor, por propósito, por una visión eterna. Le prometió ser su Dios, caminar con él, bendecirlo y extender esa bendición a sus generaciones.
Ese pacto es perpetuo. No tiene fecha de caducidad. Es un lazo que une el cielo con la tierra y que sigue vigente hoy para los que creen.
Dios no cambia. Si Él prometió estar contigo, lo cumplirá. Aunque a veces no sientas su presencia, aunque enfrentes momentos de sequía espiritual, Él sigue ahí.
Su fidelidad no depende de tus emociones, ni de tus circunstancias, ni siquiera de tu comportamiento. Él permanece fiel, porque no puede negarse a sí mismo.
¿Sabías que en Cristo, tú formas parte de esa descendencia?
La Biblia dice que por medio de Jesús, eres heredero de las promesas de Abraham.
Eso significa que el pacto de bendición, de propósito, de compañía divina… también es tuyo. No estás solo.
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No estás perdido en el universo. Tienes un lugar en el corazón de Dios. Él te ha elegido para ser parte de su familia, para vivir bajo su protección y para llevar su luz al mundo.
Y si ese pacto es perpetuo, entonces puedes confiar en Él en cada etapa de tu vida.
Cuando te sientas débil, cuando no entiendas el camino, cuando todo parezca incierto, recuerda que Dios ya estableció su compromiso contigo.
No lo hizo de forma temporal. Lo hizo para siempre. Su pacto no depende de las temporadas. Es eterno como Él mismo.
Motívate hoy a vivir como alguien que tiene el respaldo de Dios. Deja de mirar tus debilidades y empieza a mirar su fidelidad.
No estás luchando por sobrevivir, estás caminando con el Dios que pactó bendecirte.
Levanta la cabeza, abre tu corazón y alinea tus pasos con esa verdad. El pacto sigue vigente, la promesa sigue en pie, y tú sigues siendo parte del plan de Dios.
Hay poder en recordar lo que Dios ha dicho. Hay esperanza en volver al origen de su promesa. Y hay victoria cuando decides creer, incluso antes de ver los resultados.
El Dios de Abraham también es tu Dios. El pacto es para ti. Así que avanza con fe, con valentía y con la certeza de que estás caminando bajo una promesa que jamás será anulada.
¡Tú tienes un pacto eterno con el Dios vivo!
¡Dios te bendiga!
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